Evaluación Diagnóstica - Orientaciones para docentes.
1.1 ¿Por qué debemos
tener un diagnóstico sobre la escritura de estudiantes de primaria?
Las niñas y los niños pueden tener diferentes experiencias
con la lectura y la escritura, como resultado de las
oportunidades que les han ofrecido:
• La escuela (carteles del aula, diversos textos escritos,
periódico mural, entre otros)
• El hogar (revistas, etiquetas, periódicos, etc.)
• Otros espacios sociales (la calle con sus pancartas,
carteles, etc.; los medios de comunicación con sus
anuncios, subtítulos, etc.; la posta médica con sus afiches,
cartillas, entre otros)
Por esta razón, el nivel de desarrollo de la competencia en
el que se encuentra cada estudiante no es el mismo.
Así pues, en un hogar donde las personas adultas escriben
con frecuencia (notas en el papel o mensajes de texto en el celular), o donde
la mamá o el papá les leen cuentos a sus hijas e hijos antes de dormir, un niño
tiene un espacio con textos y accede a ellos. Probablemente,
este niño tenga más conocimientos sobre las características del sistema de
escritura en relación con otros cuyo contexto familiar es distinto, tanto a
nivel
de acceso como de oportunidades; por ejemplo, un ambiente
donde las familias no tienen la práctica de leerles a sus hijas e hijos. En
estos casos, resulta conveniente que sea la escuela la que promueva espacios donde
la lectura y la escritura tengan un propósito, tomando en cuenta el contexto
letrado de la comunidad y las oportunidades que se pueden dar desde la
participación de las propias familias.
Esa diversidad de experiencias con relación al mundo letrado
hace que encontremos en nuestras aulas a estudiantes con diferentes niveles de
desarrollo de la competencia de escritura. Pero ¿somos conscientes de esa
diversidad?, ¿sabemos qué tanto conoce cada estudiante sobre el sistema de
escritura?
Conocer qué piensan las niñas y los niños sobre la escritura
es todo un desafío. Primero, nos permite plantear situaciones en las que ellas
y ellos se vinculan con el lenguaje escrito, con la necesidad de leer o
escribir por sí mismas, por sí mismos o a través de otras personas (docente,
compañeras o compañeros, familia, entre otros). Segundo, nos reta a proponer
actividades y materiales que inviten a reflexionar sobre cómo funciona el
sistema de escritura cuando leen y escriben. El actuar de cada estudiante
frente a todas estas actividades planteadas nos lleva a mirar el escrito de manera
personalizada, tomando en cuenta las condiciones en las que este texto se produjo,
el proceso que siguió la niña o el niño, su intención y la interpretación que
hace de su escrito, todo ello en oposición a mirar solo el texto final.
En ese sentido, este fascículo puede ser el punto de partida
en el proceso de enseñanza y aprendizaje de la lectura y escritura, pues nos
permitirá obtener.
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